El acceso original, del siglo XVI, consistía en una rampa realizada con ladrillos dispuestos de canto, formando una rampa en tres secciones. Este tipo de rampas se empleaban para el ganado, ya que era habitual que en los sótanos se guardase el mismo, contruyéndose pesebreras para su alimentación.
Sin embargo, entre finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII, el propietario de ésta vivienda decidió cerrar éste acceso al sótano, tapiándolo, aunque no enterró la rampa del todo. De hecho, realizó una obra que no era común ni posible en todas las viviendas de la ciudad: en una esquina construyó una letrina, que además disponía de una atarjea (un albañal, un alcantarillado de pequeño tamaño realizado con ladrillo) con agua corriente que desaguaba a la calle Alfileritos, que por cierto, entonces discurría casi medio metro más baja de lo que actualmente la vemos.
Sin duda, era un tipo de obra a la que no todo el mundo en la ciudad podía acceder, lo que nos permite pensar que el propietario tenía un buen nivel económico. También podemos deducirlo del estado del inmueble, ya que entre el siglo XVII y XVIII, debido a la crisis económica, era común que las grandes casas con patio se dividieran con tabiques para crear "apartamentos" que se alquilaban, una forma muy común de sobrevivir entonces. No fue el caso de ésta vivienda
Es posible que las nuevas costumbres de la Ilustración, en las que comenzó a tener mayor importancia la higiene urbana, influyesen en ésta poco común decisión.
Esquema de la evolución del espacio entre los siglos XVI y XVIII en dos perspectivas distintas
Imagen de la rampa de ganado original y de la letrina construída sobre ella
Detalle de la letrina
Detalle de la pieza de cerámica vidriada que forma el sumidero
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