Las casas
toledanas, de clara tradición islámica, presentan gran cantidad de elementos
singulares que las caracteriza en general y las singulariza en particular.
Junto a los característicos aljibes que todas las casas tienen -por lo menos
uno- a la par con ellos se conservan los conocidos “brocales de pozo”.
Estos elementos
comunes en todas las casas toledanas darían para hablar largo y tendido, pero
únicamente haremos un pequeño repaso sobre algunos de ellos, sobre los más
comunes. El material que se emplea en su ejecución también es muy variopinto,
siendo los más comunes los de granito y caliza; aunque también se han
conservado brocales de mármol (de diferentes calidades) y de barro cocido,
estos últimos de tradición mudéjar y adscritos aproximadamente a los S. XIV y
XV.
Tanto la
decoración como la tipología siempre van a gusto del propietario, pero sí
podemos trazar unas líneas generales que nos ayudará a marcas un “time line” que, evidentemente, siempre
tendrá sus acepciones.
En época
medieval, tanto el mundo islámico como el mudéjar y parte del espíritu gótico (entre los siglos X-XV),
gustan por el empleo, los primeros de calizas marmóreas y mármoles, utilizando
escasamente el granito. Las formas tienden más a la circunferencia y a lo
hexagonal, como es el caso del brocal conservado en el inmueble Nº 2 del
Cobertizo de San Miguel el Alto, junto a la iglesia del mismo nombre, en el inmueble de la Pza. del Colegio Infantes 13 o en el de la Calle Santo Tomé, 21.
Brocal de San Miguel, 2
Brocal de Colegio Infantes, 13
Brocal en hornacina de calle Santo Tomé, 21 (Siglo XIV-XV)
Brocal en hornacina de calle de la Plata, 3 (Siglo XV)
Los mudéjares
siguen utilizando los mismos materiales que en los siglos anteriores,
incorporando al repertorio los brocales de barro cocido. Suelen estar vidriados
y presentan una riqueza decorativa con motivos florales, geométricos y
epigráficos, tanto en cúfico como en letras góticas, como los ejemplares
conservados en el Museo de Santa Cruz.
También contamos con un singular ejemplar en pizarra, situado a ras de suelo, proveniente del Callejón del Alcahoz.
Brocal de Cjón. del Alcahoz
De estilo
gótico, concretamente ya en lo que sería el S. XV, los hay de múltiples formas,
con o sin decoración. Por ejemplo, el
conservado en el inmueble Nº 21 de la Calle de las Bulas, es de granito con
tendencia hexagonal y, a media altura, está decorado con las características “perlas isabelinas”, esferas que van
desarrollándose a lo largo del perímetro de la pieza.
Brocal de calle de las Bulas, 21
También tenemos un ejemplar de finales de la Edad Media en calle Alfileritos en el que se grabó, aunque actualmente sea inidentificable, el escudo de la familia nobiliaria que edificó el inmueble.
Brocal con heráldica de la calle Alfileritos, 3
Con el
Renacimiento, también los brocales de los aljibes y pozos son reflejo de las
tendencias del momento. Predominan prácticamente en su totalidad los perímetros
circulares, quedando ya para el olvido la ejecución de piezas hexagonales,
heptagonales u octogonales. De estas tendencias serían los dos brocales
localizados en el inmueble nº 1 de la Plaza de las Fuentes, sencillos en su
factura, sin ningún tipo de decoración, salvo el borde del mismo que está algo
marcado.
Plaza de las Fuentes, 1
También
pueden contar con inscripciones, como éste otro ejemplar de la calle Santo Tomé nº 21.
Brocal de calle Santo Tomé nº21 con la inscripción "IHS" (símbolo de Jesucristo)
Los ejemplares
del S. XVI y primera mitad del S. XVII presentan unas decoraciones que cada vez
van siendo más variadas, así tenemos por ejemplo, que el brocal conservado en
el Callejón de Esquivias, presenta una
decoración de franjas longitudinales imitando lo que serían las estrías de las
columnas greco-romanas.
Callejón de Esquivias, 1
La época barroca
conlleva en la ciudad de Toledo una gran actividad constructiva y de reforma de
edificios medievales y espacios urbanos. Junto a ejemplares austeros sin ningún
tipo de decoración, como el ejemplar de la vivienda Nº 17 de la Calle de la
Plata, conviven ejemplares de decoraciones algo más elaboradas, como por
ejemplo el conservado en la casa de San Ginés, Nº 2, los del inmueble de la Pza. de Santo Domingo "El Antiguo" nº 4 o uno de los dos
conservados en el inmueble del Callejón de Agustín Moreto, Nº 2. En estos casos
las decoraciones son franjas longitudinales o de imitación de sillares
almohadillados.
Calle de la Plata, 17
Callejón de San Ginés, 2
Brocales en hornacina de Pza. de Santo Domingo "El Antiguo" nº 4 (actual sede de El Consorcio de Toledo)
Brocales en hornacinas en calle Agustín Moreto, 2
Desde el S. XVI,
el material preferido por los tallistas será el granito, dándose casos aislados
de utilización de mármol.
Para terminar,
el hecho en sí de que el brocal pueda ser de una época u otra no implica en
absoluto que tanto el aljibe como el pozo sean de la misma época. Muchos de los
brocales se elaboran nuevamente para estructuras antiguas; y en otros casos, en
aljibes de nueva planta también lo que se hace es reutilizar viejos brocales.