La Antropología Física es una ciencia que estudia la interacción entre biología y procesos sociales. Abarca muchas ramas, pero las que más interesan a la Arqueología son la antropología forense, la osteología y la paleopatología. Las tres sirven para identificar un cadáver en base a sus rasgos: sexo, edad, enfermedades, etc. (aunque a veces es necesario determinar la edad correcta de un adulto-como ocurrió con los piratas Somalíes).
Desde que nacemos hasta que morimos, según sea nuestro sexo y vaya variando nuestra edad, nuestro cuerpo va cambiando con nosotros. Depende del tipo de actividades que realicemos habitualmente, podemos sufrir luchas, enfermedades "laborales", accidentes, etc., que dejarán su marca en él. También podemos padecer, simplemente, distintas enfermedades que dejarán su huella.
Es muy común en la arqueología la excavación de necrópolis, en las que se exhuman varios individuos. Haciendo una distinción rápida de las formas de enterramiento, podemos encontrar que el cuerpo se puede inhumar sin tratamiento sobre el mismo (enterrado tras algún ritual pero sin manipular el cuerpo), con algún tipo de tratamiento (cremación, desmembramiento, momificación, etc.) o bien, abandonar el cuerpo (para que sea devorado por buitres, en campos de batalla, etc.). Hoy nos vamos a centrar en el esqueleto (aquí dejamos un enlace a un
atlas óseo, para quien desee identificar algunos huesos), que suele ser lo más común, ya que los cuerpos modificados requieren de estudios más complejos.
En cualquiera de los casos, el arqueólogo puede completar la información del contexto de la necrópolis (materiales, tipos de tumba, estratigrafía, etc.), con la información que puede obtener de un cuerpo conservado (momificado, esqueletizado, etc.). Aunque lo ideal es que los análisis los realice una persona especializada en Antropología Física o un médico forense, el arqueólogo puede y conviene que sepa algunos rasgos básicos que le permitirán hacer una mejor evaluación del yacimiento.
SEXO
Como las diferencias exteriores son conocidas por todos, nos centramos solo en las diferencias del esqueleto. Así, hombres y mujeres presentan diferencias en el esqueleto que podemos reconocer. A esto se denomina Dimorfismo Sexual, y es habitual en alguna forma, en miles de especies (diferencias de tamaño, plumaje, etc.).
En el caso de la mujer y el hombre, éstas diferencias se centran, principalmente en dos áreas: cráneo y cadera.
El cráneo femenino no presenta arcos superciliares (unas protuberancias bajo las cejas que si tienen los hombres), su frente es recta generalmente, mientras que la del hombre es huidiza, sus apófisis mastoides es de menor tamaño que en el hombre (una enorme protuberancia que se sitúa tras la oreja), etc.
Principales diferencias entre el cráneo del hombre (derecha) y el de la mujer (izquierda)
En la cadera se da una diferencia biológica inevitable: la mujer es la que tiene que parir a nuestras crías, luego su cadera está adaptada al embarazo y al parto, presentando una forma más baja y redondeada que la del hombre, adaptada al canal del parto.
Caderas
En edades infantiles y juveniles, el dimorfismo sexual no es ni mucho menos tan claro, ya que el cuerpo aún se está formando.
EDAD
Determinar la edad es importante, sobretodo si queremos hacer un estudio paleodemográfico de la necrópolis. En éste casi, sí es fácil distinguir los esqueletos infantiles, de juveniles y, aquí ya es más complicado, de adultos y seniles.
Al nacer, sólo algunas partes de nuestro esqueleto son óseas, generalmente las cabezas y parte de la diáfasis (la "caña") de los huesos largos, así como parte de las paredes craneales. El resto es tejido cartilaginoso que es lo que nos permite crecer. Al descomponerse un cuerpo, el tejido cartilaginoso no se conserva, por lo que es fácil identificar los cuerpos infantiles (tanto de nonatos, neonatos como niños en desarrollo).
Esqueleto infantil del siglo XIX. Iglesia parroquial de Camuñas (Toledo). Intervención dirigida por S. Rodríguez y J. Peces
Uno de los factores que ayudan a precisar la edad son los dientes. Hasta los 6-7 años (depende del caso), tenemos 24 dientes de leche, que erupcionan (salen) en distintos momentos. Posteriormente tendremos 32 dientes que también irán apareciendo de distinta manera.
Esquema de erupción de los dientes a distintas edades
Una vez que nos vamos haciendo adultos, la parte cartilaginosa del hueso, una vez que ya ha alcanzado su tamaño, procede a fusionarse con el resto del hueso. La fusión de cada extremidad se produce a una edad distinta, terminando generalmente en torno a los 24-25 años con la fusión del húmero y la clavícula.
Ya en la edad adulta, el hueso irá degenerando por la edad y el movimiento y uso, detectándose osteoporosis, displasia, etc.
Esqueleto de varón adulto. Necrópolis Medieval de Toledo. C/General Villalba nº 34 (Toledo)
PALEOPATOLOGIA
A lo largo de la vida podemos sufrir muchas enfermedades, de las que sólo un pequeño porcentaje dejarán huella en nuestro esqueleto (lepra, tuberculosis, sífilis, etc.). Pero nuestra vida puede dejar muchos rastros en el mismo: malnutrición, trabajos que impliquen una abundante carga física o postural, accidentes, luchas, etc. De todo ésto se encarga la Paleopatología.
Nos puede ofrecer muchísima información sobre el esqueleto que estudiamos: que enfermedades sufrió, que trabajo realizaba, qué comía, tuvo hijos?, se rompió algún hueso, cómo? se le curó? se lo curaron?, le atacaron?
Se pueden hacer muchos análisis de distinto tipo que nos permitirán reconstruir la vida y la muerte del esqueleto que estudiamos: ADN, paleodieta, reconstrucciones, análisis de cremaciones, etc.
Como vemos, con la antropología física podemos completar mucho más los datos que nos proporciona la excavación. Y, para que?
Gracias a éstos datos podemos ver si la distribución en la necrópolis respondía a cuestiones de sexo o edad o ambas, podemos caracterizar una cultura por la misma razón y viceversa, identificar una cultura por sus patrones de enterramiento, era una población envejecida?, tenía una alta tasa de mortalidad? y de natalidad?, podemos reconstruir su dieta, incluso su raza en algunos casos y, siempre, conocer más sobre nuestro pasado y las culturas que lo formaban.
Enterramiento con dos individuos: uno infantil depositado sobre un adulto, posiblemente varón. Necrópolis Medieval de Toledo. C/General Villalba nº 22 (Toledo)