lunes, 22 de diciembre de 2014

Gracias y Felices Fiestas!

Al igual que el año pasado, queremos agradeceros a todos vuestras visitas y comentarios!

Aunque éste año hemos estado más ocupados y hemos realizado menos entradas en el blog (intentaremos enmendarnos en 2015!), la acogida de cada una de ellas ha sido espectacular y estamos muy agradecidos por ello. Ya hemos superado las 14.000 visitas!

Seguimos animando a todos aquellos que nos visitan a que participen con sus comentarios, sugerencias y, ¿por qué no?, críticas si las hay (siempre y cuando sean constructivas!).

Queda mucha arqueología de la que hablar en Toledo, así que seguiremos intentando acercarla a todos aquellos a los que les interese, al igual que trataremos de que se entienda un poquito mejor la labor que los arqueólogos profesionales hacemos en la ciudad.

Así, entre todos, podremos tratar de conocer y salvaguardar el riquísimo Patrimonio Histórico de ésta ciudad.

Felices fiestas a todos y os deseamos lo mejor para 2015!

Tarjeta de Felicitación Navideño- Arqueológica de Archaeosoup

Otro concepto de la arqueología procedente de Canadá. Encuentra tu coche! De Joke- KS

Un poco más "tétrico", una excavación con interesantes resultados.... de Archaeological Anomalies





martes, 14 de octubre de 2014

La Necrópolis Medieval de Toledo- I

En éste post vamos a presentar una pequeña introducción a lo que fue la necrópolis Medieval de Toledo, que desde época Romana hasta el siglo XV, se situaba al norte de la ciudad, desde la llanura de la Vega Baja hasta el Cerro de la Horca (donde actualmente se localizan los Institutos El Greco y Azarquiel).

Pero no fue así desde el inicio. Desde el primer (o primeros, ya que desconocemos si hubo separaciones entre los mismos) núcleo cementerial de época Romana que se situaba entre el sur del Circo Romano, así como otros enterramientos que se documentaron en la actual Avenida de Reconquista (Edificio de Telefónica, en el entorno del edificio de Caja Rural, etc.), el cementerio fue creciendo en distintas direcciones hasta que en el siglo XV se deja de usar, y los “muertos” vuelven a entrar en la ciudad.

Durante la Edad Media se enterraron al norte de la ciudad distintos grupos culturales que pasaron por ésta ciudad: visigodos, musulmanes, judíos y cristianos (mozárabes, mudéjares, cristianos nuevos o conversos), y muchas de las veces en el mismo momento, luego hubo posiblemente distintos espacios funerarios.

Esquema de la localización de la necrópolis medieval de Toledo (en azul). Se ha elegido el plano de la ciudad de Coello e Hijón de 1858, ya que representa cómo era la ciudad en la Edad Media, sin las construcciones actuales al norte. En otros colores, algunos espacios cementeriales conocidos, aunque no bien definidos (romano, musulmán, judío).

En las Siete Partidas de Alfonso X, basadas en las Doce Tablas romanas, se establecía que los espacios funerarios debían situarse a extramuros de la ciudad. Esto era fundamental por cuestiones de higiene y era conocido desde la antigüedad.

Luis Hurtado de Mendoza, en sus descripciones del siglo XVI, indicaba que los cementerios cristiano, judío y musulmán se ubicaban en tres sitios distintos: “..los judíos en el Cerro de la Horca, los moros en la Vega y los cristianos cabe San Ildefonso y Sta. Leocadia”. También debemos mencionar aquí lo escrito en el Memorial de Hurtado, en el que se hace la siguiente puntualización: “..hallándose también muchos lucillos de sepulcros de judíos y moros hechos de ladrillos y cubiertos con pilas de piedra berroqueña detrás de la hermita de Sant Eugenio a la parte del norte”.

Como vemos, parece que cada confesión tuvo, al menos inicialmente, su espacio funerario propio.

Ya desde el principio, salvo zonas muy puntuales que se han conservado intactas, la necrópolis medieval de Toledo sufrió de una alta demanda, que hizo que algunas zonas que posiblemente en inicio fueran utilizadas sólo por una grupo cultural, luego se usaran por otros indiscriminadamente, encontrando en algunas zonas, diversos niveles de ocupación de tumbas, llegando a romperse estructuras funerarias anteriores.

Durante la época Visigoda se siguió empleando el espacio que había comenzado a usarse en el periodo romano, y se produce ya la primera ampliación hacia el norte y oeste del espacio funerario, pero aún nos es muy desconocido. También en ésta época se produjo la población, mediante un amplio suburbio, de la zona de la Vega Baja.

Desde el siglo VIII en que los musulmanes toman la ciudad, tenemos un nuevo ritual de enterramiento, y se conserva el cristiano, con los grupos de Mozárabes (cristianos arabizados que permanecieron en territorio musulmán conservando su confesión religiosa) que quedaron en la ciudad. Igualmente, será en ésta época cuando la ciudad crezca hacia el norte, creándose el Arrrabal amurallado.

El cementerio Musulmán (denominado maqbara) aparece documentado ya hacia el año 1010. Se encontraba ubicado al norte de la ciudad, frente a la bab Saqra y se extendía, al parecer desde la antigua basílica de Santa Leocadia, a orillas del Tajo, hasta la ermita de San Eugenio, e incluso quizá más hacia el norte, pues hay indicios de éste en lo que se denominaba Cerro de la Horca, aunque no sabemos si se trataba de un solo cementerio o de varios.

La comunidad Mozárabe de Toledo fue la única confesión religiosa que contravino los preceptos de enterrarse fuera del espacio amurallado de la ciudad ya desde la Alta Edad Media, ya que dispuso intramuros de varios templos durante la dominación musulmana, como los de San Lucas, San Salvador, San Jacobo, Santa Leocadia, Frailes del Santo Espíritu o la Catedral de Santa María, según consta en los testamentos que recogió González Palencia.

La comunidad Judía, que contaba con su Judería al oeste de la ciudad, prefería los lugares elevados y orientados hacia la judería; en las necrópolis judías tan solo tenían cabida judíos y su espacio funerario solía estar separado de los demás por algún tipo de barrera física (muro, arboleda, etc.) y a veces tenían a una persona que cuidaba de ellos.

Sobre la localización  de la necrópolis judía, tenemos varias noticias históricas que nos hablarían de distintos emplazamientos: así, en unas escrituras de venta se dice que unas tierras situadas en la Vega Baja lindaban “con la carrera que iba al fonsario de los judíos” y, tras el edicto de expulsión de los judíos de 1492 promulgado por los Reyes Católicos, dispuso la reina Isabel que el osario de los judíos, situado en la Vega (por el Pradillo de San Bartolomé, no lejos de Santa Leocadia) se repartiese entre el concejo (la tierra y el suelo) y el cabildo catedralicio (la piedra), lo que supone posiblemente la destrucción de la necrópolis judía situada en esta zona.

Sin embargo, sería hace pocos años cuando la intervención arqueológica del Dr. Ruiz Taboada en el actual Instituto Azarquiel dejaría al descubierto y permitiese estudiar la necrópolis Judía de la ciudad, pudiendo documentarse sus rituales y distinguirlos de otros localizados en la ciudad.

Debemos mencionar que, una de las principales características de los enterramientos judíos de la ciudad (aunque se han documentado en otras como Córdoba o Sevilla), es la presencia de Lucillos: son unas estructuras de ladrillo, abovedadas, en las que se introducía el cuerpo. En otro post retomaremos ésta cuestión.

Plano de la necrópolis judía del Cerro de la Horca. Plano del artículo de Ruiz Taboada

Excavación en el Cerro de la Horca, de National Geographic

Detalle del interior de un Lucillo, de National Geographic


Tras la toma de Toledo en 1085, llegan nuevos cristianos a la ciudad, Cristianos de Repoblación, que traen nuevos rituales, como las fosas antropomorfas, y que eligen como lugar de enterramiento áreas cercanas a los templos a extramuros de la ciudad, como San Eugenio (se documentaron varias tumbas de éste tipo en la intervención arqueológica en Avda. Gral. Villalba nº 34).

Necrópolis de Cristianos de Repoblación de Gral. Villalba nº 34

A su vez, en la ciudad permanecen grupos de musulmanes que conservan su confesión, los Mudéjares. Las únicas menciones históricas a espacios funerarios mudéjares como tales se localizan a extramuros en el hanma de Santiago (zona de la Puerta de Bisagra), en el área de Santa Leocadia, San Eugenio y San Antón. Sí se han documentado numerosas tumbas asociadas a ésta cultura en el entorno del Circo Romano de Toledo.

Esta comunidad fue minoritaria en la ciudad desde el siglo XIII, pero es posible que su espacio funerario fuese mayor y llegase has la zona de San Lázaro y San Eugenio.

Necrópolis de San Lázaro (Novas Arqueología)

Tumba con delimitación de piedra y enterramiento en ataúd de San Lázaro (Novas Arqueología)

Detalle del enterramiento en ataúd (Novas Arqueología)

Planta necrópolis Gral. Villalba nº 22 (R. Untoria)

Necrópolis Gral Villalba en proceso de excavación

Por último, cabría mencionar a los Cristianos Nuevos o Conversos, a los que, según las Constituciones Sinodales del Arzobispo Carrillo de 1481 (Sínodo Diocesano de Alcalá), se les prohíbe, como Cristianos Nuevos, que tengan sepulturas en lugar distinto al de los otros fieles, por lo se enterrarían ya en las necrópolis cristianas, siguiendo sus mismos rituales. La única mención como espacio funerario de Cementerio de Conversos, situaría el mismo en el Pradillo de San Bartolomé (entorno del Circo Romano).

Con la llegada de la Santa Hermandad de la Inquisición a Toledo a finales del siglo XV, el uso de la necrópolis a extramuros se consideró como acto “judaizante”, motivo por el que se abandonó la misma, pasando todos los enterramientos a los templos cristianos, la mayoría de ellos a intramuros de la ciudad.

Hasta aquí llegaría la necrópolis medieval de la ciudad, pero no queremos terminar el post aquí, por lo que trazamos lo que ocurrió posteriormente.

El enterramiento se realizaba, desde entonces, dentro de las iglesias, cuyo espacio estaba muy jerarquizado, y en atrios anejos a las mismas (una gran parte de las plazas de la ciudad, como la del Conde, por ejemplo, eran cementerios de las iglesias, en éste caso, la de Santo Tomé).

Sin embargo, pronto se vio que el espacio era escaso, y las dificultades varias. La principal era que en muchas zonas, bajo los templos o los atrios se encontraba la roca natural, lo que impedía crear fosas profundas. Esto trajo un grave problema de higiene a la ciudad, ya que ante la descomposición de los cuerpos, los animales sueltos comenzaron a desenterrarlos, a parte de contaminar posibles cursos de agua subterráneos de los que se abastecía la ciudad.

Vino en ayuda de la ciudad el traslado de la Corte a Madrid en 1561, que supuso un notable descenso de la población.

Sin embargo, se han documentado en diversas actuaciones arqueológicas en el interior de templos de la ciudad, la presencia de grandes osarios, producto de la limpieza de templos y atrios para dejar espacio a nuevos enterramientos, como en el caso de la desaparecida Iglesia de San Ginés.

Será en el siglo XIX, en torno a 1814, cuando los “muertos” vuelvan a salir de la ciudad, creándose el “Cementerio Viejo de Toledo”, que estaba donde el actual Instituto María Pacheco (conocido como La Normal, antigua escuela de Magisterio). Tras ampliarse en 1855, acabó siendo trasladado a su actual emplazamiento. 

En el plano de Coello e Hijón se ve parcialmente la planta del antiguo cementerio en la parte superior.

En siguientes post iremos viendo distintos rituales de enterramiento, ajuares, etc.!

Tumba infantil. Últimos hallazgos en la necrópolis de San Lázaro. Octubre de 2014 (Intervención arqueológica dirigida por Arturo Ruiz Taboada)







sábado, 27 de septiembre de 2014

La Mezquita de San Ginés

En la intervención arqueológica que realizó el Consorcio de Toledo para recuperar éste espacio, cuya dirección científica quedó a cargo de Vassilis Tsiolis, se procedió a desmontar las estructuras de vivienda contemporáneas que había en el solar para proceder posteriormente a su excavación arqueológica y para su adaptación como espacio para eventos. Ésta intervención permitió, entre otras cosas, documentar los únicos restos de la mezquita que se situó en su día en éste lugar.

La base de éste espacio se compone de una serie de estructuras romanas, que se prolongan bajo los solares vecinos, y que son las que se conocen como “Cuevas de Hércules”, nombre por el que es más conocido.

Siempre se creyó que sobre las mismas se erigió en época Visigoda una iglesia, ya que en el muro de cierre de éste solar hacia la calle San Ginés se localiza uno de los mayores conjuntos de restos visigodos reutilizados de Toledo; sin embargo, éste muro es posterior, como veremos, por lo que estos restos son reutilizados (además tenemos más en la cercana iglesia de Santa Justa). Esto vendría a indicar que en la zona si debió existir un templo en dicha época, pero su situación nos es desconocida, ya que en la intervención arqueológica no se localizaron restos de época visigoda.

Muro de cierre hacia la calle San Ginés, con restos visigodos reutilizados.


Si tenemos documentación en 1148 que habla sobre el barrio de San Ginés, y en 1156 específicamente sobre la Iglesia de San Ginés. La misma no figura entre las iglesias Mozárabes de la ciudad (las que se mantuvieron como tales durante la dominación musulmana). Ésta iglesia pasó por distintas vicisitudes a lo largo de su historia, ampliándose en distintos momentos, quedando en distintas otras ocasiones sin culto, hasta que es definitivamente demolida en 1841.

Si conviene señalar que, desde Hurtado en 1576, que indica que la iglesia recuerda a la Ermita de la Luz (Cristo de la Luz), a Pisa en 1605, varios estudiosos valoraron que el origen de ésta iglesia era una Mezquita.

Durante la intervención arqueológica que se realizó en el inmueble, una vez que se eliminaron los restos de las viviendas contemporáneas que había en el solar y quedó diáfano el mismo, se pudo comprobar que en el muro de cierre de la Calle San Ginés, en el interior del mismo, se conservaban las improntas de una arquería, de la que se conservaba el arranque original en un esquinazo, mostrando una arquería realizada en ladrillo, tanto en arcos como en jambas, con base de sillares.
Muro de cierre hacia calle San Ginés (interior)

Arranque de la arquería conservado (derecha de la imagen)

Detalle del arranque original de la arquería


Dicha impronta mostraba tres grandes arcos, que no se pudieron definir totalmente como de herradura (aunque es la mayor probabilidad, tal y como los describió en el siglo XIX Amador de los Ríos), a los cuales se adosó el muro de cierre actual. Éste muro, por sus características constructivas (algún día explicaremos éste punto), tendría una cronología en torno al siglo XII.

Muro de cierre, señalándose la línea donde se corta la arquería.

Al levantar el muro de cierre, los materiales que se adosaron a la estructura de la mezquita (la mampostería, el mortero, etc.), no presentan acabado, ya que no quedaban a la vista, y además el muro quedó rehundido para poder enjarjar (encajar) con las estructuras que ya existían.
La línea discontinua mara la base de la arquería

Resto de arquería sobre el actual acceso, que se marca como zona rehundida en el muro


Esta metodología, por la cual el arqueólogo estudia la evolución de una estructura, como es el muro de cierre del solar, se denomina “Lectura de Paramentos”, y sirve para ver la evolución de la misma.

Interpretación de la estructura del muro de cierre hacia la calle San Ginés


Así, la interpretación arqueológica de éste hallazgo sería la siguiente:

-       Inicialmente se localizaba en el solar, sobre los restos romanos, una Mezquita cuya fachada muestra tres grandes arcos. Esto daría una planta de 3x3 arcos, siendo igual a las mezquitas del Cristo de la Luz y de Tornerías. Éste tipo de mezquitas, llamadas de 9 cúpulas, se sitúan en la ciudad en torno a los siglos X-XI.

Planta de la mezquita de San Ginés sobre la planta del espacio actual

Planta del Cristo de la Luz


-     Posiblemente tras la toma de Toledo en 1085, dicha mezquita se transformaría en Iglesia de tipo Mudéjar, pero sin demoler sus estructuras originales, si no integrándolas, como en el Cristo de la Luz. Se realizó un cierre hacia la calle de San Ginés y, posiblemente, hacia propiedades colindantes, y se le añadiría una cabecera.

 
Arriba, planta de la mezquita en esquema. Abajo, se adosan los muros de la Iglesia de San Ginés.


-       Posteriormente la iglesia fue adquiriendo, a través a veces de donaciones particulares como la de los Rojas, propiedades colindantes para levantar nuevas capillas, la torre, la sacristía y un pequeño patio que funcionó también como cementerio, ampliando su tamaño, pero siendo el cuerpo de la mezquita el núcleo principal.

La iglesia de San Ginés antes de su demolición, con todas sus estructuras. En rojo, la situación del cuerpo de la mezquita original


-      Tras distintos momentos en los que la iglesia quedó sin culto, sobretodo a partir del siglo XVII, la misma se fue degradando y arruinando hasta que en 1841 se decreta su demolición, dejando tan sólo los cierres perimetrales y estructuras como la Sacristía sobre la que existían unas viviendas particulares.

Evolución del solar de San Ginés

Actualmente se conserva un arco de herradura en el espacio de San Ginés. El mismo da acceso al lugar donde se localizaba la Sacristía. Debemos indicar que éste arco es FALSO! Se corresponde con la rotura de un muro de ladrillo, posiblemente del siglo XV (se puede observar la rotura del muro en el intradós- la parte interna- del arco, donde se ve el paramento de ladrillo roto y sin acabar), mientras que el arco está realizado con una fina capa de mortero o cemento, sobre el que se simuló el paramento de ladrillo. Es decir, es un trampantojo, pero quizá quien lo hizo si había visto la arquería original!
Falso arco de herradura




jueves, 18 de septiembre de 2014

Herramientas del Arqueólogo- Dibujo Arqueológico I

En el trabajo arqueológico es muy importante hacer una buena documentación de todo, ya que nadie más podrá volver a repetir esa intervención y, sobretodo, porque la finalidad de la Arqueología es el conocimiento que aporta a la sociedad.

La documentación se hace, principalmente, en fotografía y planimetrías y dibujos.

Dibujo de Planos

El dibujo arqueológico abarca desde los planos, que incluyen plantas, alzados, secciones, etc., al dibujo de materiales (cerámica, material lítico, metálico, etc.).

Generalmente, el dibujo arqueológico se realiza en el propio lugar, salvo el de materiales que se suele realizar en el “laboratorio”, y se realiza a Escala.

La Escala, que normalmente se suele expresar como 1/x (escala), hace posible que ese plano luego pueda ser interpretado por otra persona, que puede extraer las medidas originales de lo reflejado en el mismo.

Nos explicamos con un ejemplo:

Cuando en un plano vemos que está a escala 1/20, significa que 1 medida sobre el plano equivale a 20 en la realidad (es decir, un centímetro sobre ese plano suponen 20 cms en la realidad).

Cuanto más detalle queremos, menor es la escala (1/10 permite mucho más detalle que 1/300).

A veces, los planos a escala se van a incluir en publicaciones que no pueden conservar su tamaño original, por lo que se suele incluir también una escala gráfica (en forma de línea en blanco y negro) con una medida de referencia.

Dependiendo de qué se esté reflejando en el plano, se pueden incluir más información adicional:

-       - Norte: generalmente, en las plantas (vista cenital), se incluye una referencia al norte, para que uno pueda conocer cómo estaba orientado originalmente lo que viene reflejado.

-       - Leyenda: a veces hay distintos elementos que se reflejan en una planta, alzado, sección, que es necesario distinguir. Normalmente se hace en distintos colores o con distintas tramas. Posteriormente, se incluye una Leyenda con el significado de cada una.

-       - Cotas: generalmente, los elementos no aparecen al mismo nivel siempre, y es necesario indicar a que altura aparecía cada uno para evitar que se haga una lectura errónea del plano que pueda llevar a interpretaciones incorrectas. Cuando hay múltiples elementos, a veces se hacen distintos planos por fases (fases cronológicas, alturas, etc.).

-       - Nombres de elementos: cuando hay distintos elementos que son iguales (es decir, varios muros, tumbas, etc.), es necesario distinguirlos por su nombre para que la información quede bien clara.

 Se pueden incluir tantas cosas como sean necesarias, pero hay que tratar de evitar que el plano sea imposible de entender o leer por exceso o falta de información.

Plano de la excavación de la Plaza de Santo Domingo el Antiguo (Toledo)

  
Dibujos de la necrópolis documentada en General Villalba nº 34 (Toledo). Plantas y secciones (hay un gazapo en una!)


 Normalmente, el plano se realiza in situ, utilizando papel milimetrado, escalímetro y portaminas, y cintas métricas para las medidas. Hay distintas técnicas, desde la Cuadrícula a la Triangulación o al Offseting.

Arqueólogo realizando el dibujo in situ (de la web Parque Arqueológico Cerro de Ceuta)

Ejemplo con el Dibujo de una Balaustrada de una vivienda de Toledo (de Novas Arqueología)


Y, por supuesto, a veces se hacen sólo croquis, a escala o no, que son planos con menor detalle. Son muy útiles para el trabajo de campo, pero también sirven para ilustrar otras cosas sobre el yacimiento a estudiar.

Croquis sobre plano de la excavación de la Sacristía de la antigua Iglesia de San Ginés de Toledo (Cuevas de Hércules)

La incorporación de técnicas de 3D en informática es muy útil para hacer croquis ilustrativos.

Croquis de sección en 3D de la Torre Norte del Castillo de Consuegra (Toledo)

 Todos los dibujos se pasan luego a limpio en el “laboratorio”, bien mediante el viejo sistema de los rotring y el papel vegetal, bien mediante la digitalización y el tratamiento informático con distintos programas (tipo Autocad, CorelDRAW, etc.), aunque a veces podemos trabajar directamente con el milimetrado, que al fin y al cabo es donde mejor se permiten las medidas.

Aunque cada maestrillo tiene su librillo, ya en algunas comunidades como Extremadura se han dado unas pautas para éste tipo de registros- Normativa Dibujo Arqueológico Extremadura

Dibujo de Materiales

Al igual que ocurre con los planos, los materiales también se dibujan a escala.

En éste caso, se emplean distintos materiales y técnicas.

Dibujo de una pieza de cerámica a lápiz


Se utilizan generalmente peines de dibujo, que nos permiten obtener un perfil de la pieza, así como escalímetros, pero siempre dependerá de la pieza a dibujar (no es lo mismo el material lítico que una cerámica de cualquier cronología) la técnica a utilizar.

Ejemplo de arqueólogo dibujando una pieza. Sobre el dibujo, el escalímetro, peines de dibujo y el portaminas (foto de Proyecto Qubbet El- Hawa)


Igualmente, es importante reflejar bien las características de la pieza, pero sin hacer dibujo artístico.

Material lítico de cronología Paleolítica de la Laguna Blanca (Ciudad Real). En Cuadernos Estudios Manchegos nº 37
 


En cerámica es muy común reflejar la sección de la pieza para indicar cómo son los bordes, paredes y fondo de la pieza, ya que esto nos permite hacer tipologías y comprobar si la pieza ya ha sido estudiada y datada.
Cerámica Romana de Plaza de Santo Domingo nº 5 de Toledo


 Actualmente se van incorporando cada vez más nuevas tecnologías asociadas al avance informático, que nos permiten, por ejemplo, hacer reconstrucciones en 3D e incluso escanear piezas en 3D con todo detalle.
Dibujo de una pileta en granito y reconstrucción (Novas Arqueología)

Escaneado en 3D de un Bifaz Paleolítico de Calzada de Oropesa (Toledo). En Alcalibe



Poco a poco iremos viendo en detalle cada sistema, sirva esta entrada sólo como introducción.

Os dejamos algunos enlaces interesantes (en español e inglés) sobre el tema:

- Dibujo arqueológico del Museo del Cigarralejo (Murcia)- Dibujo Murcia PDF
- Notas de dibujo arqueológico de L. Caballero Zoreda- Dibujo CSIC
- Introducción al dibujo arqueológico (Inglés)- Dibujo Scran
- Guía de dibujo arqueológico (en inglés)- Guidelines Northumberland

lunes, 24 de marzo de 2014

Trabajos de Arqueólogo

Este blog se hizo con la intención de hacer llegar a todo el mundo qué es exactamente un arqueólogo, qué hace en las obras, qué tiene de verdad eso de “la brocha y el pincel” y cómo llega a esas conclusiones en las que por un fragmento de cualquier “vasija” es capaz de explicar cómo se vivía hace muchos siglos.

¿Por dónde empezar? ¿Qué hace un arqueólogo en las obras?

A veces, pasar un poco de vértigo en los andamios, pero sobre todo “leer”, leer todos aquellos restos que cada uno de nosotros va dejando a su paso.

Forjado sin suelo

Cuando uno de nosotros decide poner un suelo nuevo en su casa u otra pintura en las paredes no está más que reflejando una moda actual de ese momento y si vamos retirando esas diferentes capas que se van dejando vamos viendo aquellas “modas” más antiguas y que nos dicen cómo eran y cómo actuaban las personas que antes vivían en esta ciudad.

Antiguas pinturas bajo los revocos.

En la foto se observan tres suelos, diferentes y a distinta altura, que nos dan la base para llegar a conclusiones tanto de la época como de para qué se ha usado el espacio. No es complicado, al igual que actualmente nosotros no utilizamos el mismo tipo de suelo en un patio que en nuestra habitación, salón o cocina.



La arqueología en una ciudad tan rica como Toledo no sólo se hace en el subsuelo, las paredes también nos revelan muchas cosas sobre nuestros antepasados.

Abordar el tema de la “brocha y el pincel” es complicado. No se puede negar que, en ocasiones, se usa; sería muy complicado excavar de otra manera aquellos materiales más delicados. Pero, si espiásemos ahora mismo a los arqueólogos que se encuentran trabajando, no sería la única herramienta con las que les veríamos, el pico y la pala forman parte de la indumentaria de la mayoría de los arqueólogos, pero también lo es el lápiz, la cámara y algunos otros artilugios que le facilitan esa “lectura” de la que hablábamos.



Suponemos que es complicado explicar todas las labores que realiza un arqueólogo, lo que sí está claro es que debe ser una profesión con gran parte de vocación, todo arqueólogo pone cara de emoción, cuando le sale cualquier “vasija” toda llena de barro y la mayoría de las veces rota o cuando con ella consigue encontrar una explicación a algo que llevaba tiempo rondándole la cabeza.



El arqueólogo es aquella persona con botas de montaña y forro polar que ronda por las obras con su cuaderno de dibujo, aquella persona con fama de “que para las obras”, quizás un poco incomprendido, quien iba a entender que alguien se pase la vida formándose, siempre estudiando para estar al día, sólo para estar siempre tirado en el suelo jugando con tierra y con el pelo lleno de yeso y polvo.

Cuando el arqueólogo encuentra sentido a alguna de las intervenciones en las que toma parte, ayudando a entender un poco mejor el pasado, siente que pasa a formar parte de la historia, en el caso de una casa toledana deja un poco de él en ella y siempre la recuerda como el “sitio donde excave esto o lo otro”

Desde este blog queremos compartir con todo el mundo esa pasión por nuestro trabajo, esperamos poder conseguirlo.

lunes, 17 de marzo de 2014

Herramientas del Arqueólogo- Antropología Física

La Antropología Física es una ciencia que estudia la interacción entre biología y procesos sociales. Abarca muchas ramas, pero las que más interesan a la Arqueología son la antropología forense, la osteología y la paleopatología. Las tres sirven para identificar un cadáver en base a sus rasgos: sexo, edad, enfermedades, etc. (aunque a veces es necesario determinar la edad correcta de un adulto-como ocurrió con los piratas Somalíes).

Desde que nacemos hasta que morimos, según sea nuestro sexo y vaya variando nuestra edad, nuestro cuerpo va cambiando con nosotros. Depende del tipo de actividades que realicemos habitualmente, podemos sufrir luchas, enfermedades "laborales", accidentes, etc., que dejarán su marca en él. También podemos padecer, simplemente, distintas enfermedades que dejarán su huella.

Es muy común en la arqueología la excavación de necrópolis, en las que se exhuman varios individuos. Haciendo una distinción rápida de las formas de enterramiento, podemos encontrar que el cuerpo se puede inhumar sin tratamiento sobre el mismo (enterrado tras algún ritual pero sin manipular el cuerpo), con algún tipo de tratamiento (cremación, desmembramiento, momificación, etc.) o bien, abandonar el cuerpo (para que sea devorado por buitres, en campos de batalla, etc.). Hoy nos vamos a centrar en el esqueleto (aquí dejamos un enlace a un atlas óseo, para quien desee identificar algunos huesos), que suele ser lo más común, ya que los cuerpos modificados requieren de estudios más complejos.

Imagen de usal


En cualquiera de los casos, el arqueólogo puede completar la información del contexto de la necrópolis (materiales, tipos de tumba, estratigrafía, etc.), con la información que puede obtener de un cuerpo conservado (momificado, esqueletizado, etc.). Aunque lo ideal es que los análisis los realice una persona especializada en Antropología Física o un médico forense, el arqueólogo puede y conviene que sepa algunos rasgos básicos que le permitirán hacer una mejor evaluación del yacimiento.

SEXO

Como las diferencias exteriores son conocidas por todos, nos centramos solo en las diferencias del esqueleto. Así, hombres y mujeres presentan diferencias en el esqueleto que podemos reconocer. A esto se denomina Dimorfismo Sexual, y es habitual en alguna forma, en miles de especies (diferencias de tamaño, plumaje, etc.).

En el caso de la mujer y el hombre, éstas diferencias se centran, principalmente en dos áreas: cráneo y cadera.

El cráneo femenino no presenta arcos superciliares (unas protuberancias bajo las cejas que si tienen los hombres), su frente es recta generalmente, mientras que la del hombre es huidiza, sus apófisis mastoides es de menor tamaño que en el hombre (una enorme protuberancia que se sitúa tras la oreja), etc.

Principales diferencias entre el cráneo del hombre (derecha) y el de la mujer (izquierda)


En la cadera se da una diferencia biológica inevitable: la mujer es la que tiene que parir a nuestras crías, luego su cadera está adaptada al embarazo y al parto, presentando una forma más baja y redondeada que la del hombre, adaptada al canal del parto.

Caderas


En edades infantiles y juveniles, el dimorfismo sexual no es ni mucho menos tan claro, ya que el cuerpo aún se está formando.

EDAD

Determinar la edad es importante, sobretodo si queremos hacer un estudio paleodemográfico de la necrópolis. En éste casi, sí es fácil distinguir los esqueletos infantiles, de juveniles y, aquí ya es más complicado, de adultos y seniles.

Al nacer, sólo algunas partes de nuestro esqueleto son óseas, generalmente las cabezas y parte de la diáfasis (la "caña") de los huesos largos, así como parte de las paredes craneales. El resto es tejido cartilaginoso que es lo que nos permite crecer. Al descomponerse un cuerpo, el tejido cartilaginoso no se conserva, por lo que es fácil identificar los cuerpos infantiles (tanto de nonatos, neonatos como niños en desarrollo).

Esqueleto infantil del siglo XIX. Iglesia parroquial de Camuñas (Toledo). Intervención dirigida por S. Rodríguez y J. Peces


Uno de los factores que ayudan a precisar la edad son los dientes. Hasta los 6-7 años (depende del caso), tenemos 24 dientes de leche, que erupcionan (salen) en distintos momentos. Posteriormente tendremos 32 dientes que también irán apareciendo de distinta manera.

Esquema de erupción de los dientes a distintas edades


Una vez que nos vamos haciendo adultos, la parte cartilaginosa del hueso, una vez que ya ha alcanzado su tamaño, procede a fusionarse con el resto del hueso. La fusión de cada extremidad se produce a una edad distinta, terminando generalmente en torno a los 24-25 años con la fusión del húmero y la clavícula.


Ya en la edad adulta, el hueso irá degenerando por la edad y el movimiento y uso, detectándose osteoporosis, displasia, etc.

Esqueleto de varón adulto. Necrópolis Medieval de Toledo. C/General Villalba nº 34 (Toledo)


PALEOPATOLOGIA

A lo largo de la vida podemos sufrir muchas enfermedades, de las que sólo un pequeño porcentaje dejarán huella en nuestro esqueleto (lepra, tuberculosis, sífilis, etc.). Pero nuestra vida puede dejar muchos rastros en el mismo: malnutrición, trabajos que impliquen una abundante carga física o postural, accidentes, luchas, etc. De todo ésto se encarga la Paleopatología.

Nos puede ofrecer muchísima información sobre el esqueleto que estudiamos: que enfermedades sufrió, que trabajo realizaba, qué comía, tuvo hijos?, se rompió algún hueso, cómo? se le curó? se lo curaron?, le atacaron?

Mandíbula con desgaste dentario en paleopatologia


Se pueden hacer muchos análisis de distinto tipo que nos permitirán reconstruir la vida y la muerte del esqueleto que estudiamos: ADN, paleodieta, reconstrucciones, análisis de cremaciones, etc.

Como vemos, con la antropología física podemos completar mucho más los datos que nos proporciona la excavación. Y, para que?

Gracias a éstos datos podemos ver si la distribución en la necrópolis respondía a cuestiones de sexo o edad o ambas, podemos caracterizar una cultura por la misma razón y viceversa, identificar una cultura por sus patrones de enterramiento, era una población envejecida?, tenía una alta tasa de mortalidad? y de natalidad?, podemos reconstruir su dieta, incluso su raza en algunos casos y, siempre, conocer más sobre nuestro pasado y las culturas que lo formaban.

Enterramiento con dos individuos: uno infantil depositado sobre un adulto, posiblemente varón. Necrópolis Medieval de Toledo. C/General Villalba nº 22 (Toledo)