Este
blog se hizo con la intención de hacer llegar a todo el mundo qué es
exactamente un arqueólogo, qué hace en las obras, qué tiene de verdad eso de
“la brocha y el pincel” y cómo llega a esas conclusiones en las que por un fragmento
de cualquier “vasija” es capaz de explicar cómo se vivía hace muchos siglos.
¿Por
dónde empezar? ¿Qué hace un arqueólogo en las obras?
A
veces, pasar un poco de vértigo en los andamios, pero sobre todo “leer”, leer
todos aquellos restos que cada uno de nosotros va dejando a su paso.
Forjado sin suelo
Antiguas pinturas bajo los revocos.
En la
foto se observan tres suelos, diferentes y a distinta altura, que
nos dan la base para llegar a conclusiones tanto de la época como de para qué se ha usado el espacio. No es complicado, al igual
que actualmente
nosotros no utilizamos el mismo tipo de suelo en un patio que en nuestra
habitación, salón o cocina.
La
arqueología en una ciudad tan rica como Toledo no sólo se hace en el subsuelo,
las paredes también nos revelan muchas cosas sobre nuestros antepasados.
Abordar
el tema de la “brocha y el pincel” es complicado. No se puede negar que, en
ocasiones, se usa; sería muy complicado excavar de otra manera aquellos
materiales más delicados. Pero, si espiásemos ahora mismo a los arqueólogos que
se encuentran trabajando, no sería la única herramienta con las que les
veríamos, el pico y la pala forman parte de la indumentaria de la mayoría de
los arqueólogos, pero también lo es el lápiz, la cámara y algunos otros
artilugios que le facilitan esa “lectura” de la que hablábamos.
Suponemos
que es complicado explicar todas las labores que realiza un arqueólogo, lo que
sí está claro es que debe ser una profesión con gran parte de vocación, todo
arqueólogo pone cara de emoción, cuando le sale cualquier “vasija” toda llena
de barro y la mayoría de las veces rota o cuando con ella consigue encontrar
una explicación a algo que llevaba tiempo rondándole la cabeza.
El arqueólogo es aquella persona con
botas de montaña y forro polar que ronda por las obras con su cuaderno de
dibujo, aquella persona con fama de “que para las obras”, quizás un poco
incomprendido, quien iba a entender que alguien se pase la vida formándose,
siempre estudiando para estar al día, sólo para estar siempre tirado en el
suelo jugando con tierra y con el pelo lleno de yeso y polvo.
Cuando el arqueólogo encuentra sentido
a alguna de las intervenciones en las que toma parte, ayudando a entender un
poco mejor el pasado, siente que pasa a formar parte de la historia, en el caso
de una casa toledana deja un poco de él en ella y siempre la recuerda como el
“sitio donde excave esto o lo otro”
Desde este blog queremos compartir con
todo el mundo esa pasión por nuestro trabajo, esperamos poder conseguirlo.
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